viernes, 23 de enero de 2009

Bueno, pues aki os dejo un poema que he encontrado entre mis papeles (porque escribo, me gusta escribir, aunque ahora llevo mucho sin hacerlo). Se trata de un poema erótico (aunque a algunos ya el primer verso les revolverá el estómago, porque es erótico, sí, pero de tendencia homo). ¿Por qué Roberto? ¿Quién es? Nadie. Simplemente fue el primer nombre que se me vino a la cabeza. (Quizá sí sea alguien y el subconsciente me engañó, pero yo no conzco a ningún Roberto). Espero que os guste (desde el punto de vista de la estructura, no en lo referente al tema en sí).




ROBERTO

(A UN AMOR PLATÓNICO)



Roberto, mi Robertito,
Cada noche me acuerdo de ti,
Tu sonrisa, tus ojitos
Y tu forma de decirme sí
Cada vez que te preguntaba
Si, al filo de la madrugada,
Querías ser tú el varonil.

Roberto, mi Robertito,
Con tu voz masculina
Me decías cosas al oído
Haciéndome subir la adrenalina
En nuestro placer griego,
Que, convertido en juego,
Hasta el amanecer seguía.

Roberto, mi Robertito,
Cómo te echo de menos.
Tus músculos, con el brillo
Del sudor por todo tu cuerpo
Cada vez que espirabas,
Mi nombre suspirabas,
Añadiendo “te quiero”.

Roberto, mi Robertito,
En nuestro primer aniversario
Me sorprendiste de improviso;
A tu casa fui llevado
Para cenar en ambiente íntimo,
Con velas y pequeños cirios
Con romántico regalo.

Roberto, mi Robertito,
En tu cama acabamos,
Desnudos, desnuditos,
Terminamos por entregarnos
Al deseo de la carne,
Y a erigir nuestras partes
Y meterlas en nuestros anos.

Roberto, mi Robertito,
Tú sí que sabías cómo hacerlo.
“Despacio, despacito”,
te decía yo al meterlo
por mi recto tu bálamo,
la gota gorda sudando,
y el orgasmo consiguiendo.

Roberto, mi Robertito,
hallaba yo el placer
cuando tu erótico brillo
hacía yo desaparecer
al pasar mis manos
por tu cuerpo aclamado
Por mí desde mi amanecer.

Roberto, mi Robertito,
lo que más te gustaba
era cuando, despacito
mis manos desplazaba
de tu cuello a tu falo,
por tu sudor ayudado
Mientras me besabas.

Roberto, mi Robertito
La tuya fue la primera.
Amante amado, querido,
me enseñaste a cogerla
e hizo que obtuvieras placer
desde la primera vez
Que yo eyacular te hiciera.

Roberto, mi Robertito,
me hiciste ascos
cuando, al principio,
el semen te fue derramado
sobre tu fornido cuerpo
y yo comencé a lamerlo
Para limpio dejarlo.

Roberto, mi Robertito,
nos entregamos por completo
a unos dulces aperitivos
en nuestro loco juego:
en ti, nata y fresas,
para mí, ostras frescas,
Convirtiéndonos en griegos.

Roberto, mi Robertito,
Explotábamos al final
Roberto, mi Robertito,
cuando nos dejábamos entregar
en una orgía sin fin,
en un momento viril
Del que no queríamos despertar.

Roberto, mi Robertito,
tú me enseñaste
despacio, despacito
a conseguir eyacularte
con tu fálico tronco
en mi boca, sorbo a sorbo
Con ese sabor a carne.

Roberto, mi Robertito,
los dos a la vez llegamos,
los dos a la vez lo hicimos
llegamos a la cima del orgasmo
sin saber yo que al final
tú mi líquido espermal
Te habías tragado.

Roberto, mi Robertito,
Yo quedé con el tuyo
en mi lengua retenido
y en un beso mutuo
los dos compartimos
y nos repartimos
Tu semental jugo.

Roberto, mi Robertito,
lamento que esas noches
repertirse desde el principio
ya no se puedan, porque
conmigo ya no estás,
te fuiste y no volverás.
¡Pobre Roberto, pobre!

Roberto, mi Robertito,
te has ido de mi lado,
mi amado, mi querido
de mí te has alejado
porque ella te quiso,
de envidia se había roído
Y la Muerte para sí te ha llevado.

Roberto, mi Robertito,
cada noche me acuerdo de ti.
tu sonrisa, tus ojitos,
Y tu forma de decirme que si
tenías que irte tú antes,
que no me lamentase,
Porque conmigo estarías aquí.

Roberto, mi Robertito...

No hay comentarios:

Publicar un comentario